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LA PLAYA

Aquella finca ubicada en el silencio perpetuo del páramo albergaba una calidez intangible que solo podías sentir al interior del cuerpo.

 

“La playa” estaba construida sobre láminas gruesas de madera, la luz era recolectada durante el día para ser usada en la noche (aunque preferíamos usar linternas en la frente), las ventanas eran plástico bien templado y las paredes internas de los cuartos eran láminas que trabajan en búsqueda de la construcción de calor.

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